El Palacio Episcopal de Málaga, proyectado por Antonio Ramos en 1762 como una ampliación del palacio existente, se constituye como uno de los ejercicios urbanos más notables del barroco malagueño. La edificación se plantea en relación con la configuración de la nueva plaza del Obispo, un espacio urbano diseñado como antesala del propio palacio y ubicada a los pies de la fachada de la Encarnación de la Catedral de Málaga. La fachada principal del palacio asume en sus elementos arquitectónicos las corrientes más orgánicas del barroco andaluz, incorporando una monumental portada-retablo marmórea que da acceso al complejo palatino.

A lo largo del recorrido se visitarán los distintos patios que conforman este complejo, así como la escalera principal cubierta por un singular casquete elíptico. Esta propuesta barroca plantea una interesante secuencia de espacios abiertos concatenados que refuerzan una serie de ejes visuales en relación con el exterior y, haciendo especial énfasis, con la Catedral.

Se visitará también la capilla del palacio, configurada por una nave de cajón cubierta con bóveda de medio cañón con medallones y lunetos festoneados de baquetones, sostenida por pilastras de orden compuesto.